Quiero sepas que por las noches vehementemente te busqué en mi alcoba, pero tristemente no te sentí y no te encontré. No te imaginas cuánto te necesitaba y cuánto tu presencia deseaba, porque te amaba y porque anhelaba me acariciaras delicada y sútilmente como tú sabes hacerlo; de tal manera que al presentar mi personalidad vulnerable delante de Dios, deduzco que mi problema es que te amo como a nadie he amado.
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